Etimología del término.
La palabra abanico procede (probablemente) del latín Flabellum y éste de Flabrum (soplo de viento). En otros países es conocido como: abano (portugués), eventail (francés), ventaglio (italiano), fan (inglés), y fächer (alemán). Este capítulo se podría extender, pero nos parece innecesario, además sabiendo que, las cuestiones etimológicas algunas veces se prestan a interpretaciones diferentes.
Partes del abanico.
Probablemente nuestra más remota antepasada, la señora Eva, en momentos de calor o sofoco recurriría a hojas de árboles del paraíso y con ellas abanicaría su acalorado rostro, o alguna otra parte de su cuerpo, sin miedo alguno a que le viese la vecina y le criticase por ello. No nos consta si el señor Adán, hacía algo parecido.
Hoy por hoy,
Seguir leyendo AQUÍ